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El optimismo sobre la probabilidad de un “aterrizaje suave” de la economía americana impulsaba las bolsas y los mercados de crédito en el mes de julio. Las subidas de las acciones se ampliaban a nuevos sectores, en los últimos dos meses, en medio de señales de que la Reserva Federal de EEUU se acercaría al final de su ciclo de aumentos de tipos y podría lograr reducir la inflación sin causar una recesión.

Y, sin embargo, la prima de riesgo de las acciones, la compensación a los accionistas en términos de rentabilidad por poseer acciones en vez de bonos estaría en un mínimo de 22 años, indicando que las bolsas estarían muy caras.

La aparente contradicción tendrá que resolverse bien con una mejora clara de los fundamentales, bien con una corrección de los precios de las acciones.