La economía cerraba el año 2023 en una posición más sólida de lo previsto. Al inicio de 2024, destacaba la tendencia a la baja en la inflación, la desaceleración de las economías y las señales de los bancos centrales sobre posibles recortes de tipos de interés a lo largo de 2024. Sin embargo, persisten riesgos de desestabilización en los mercados. Los elevados tipos de interés continúan ejerciendo presión, afectando las economías, impactando en los balances de los poseedores de bonos y aumentando el coste de los préstamos. Además, la geopolítica sigue siendo un factor crucial de incertidumbre económica en 2024, con las elecciones presidenciales en Estados Unidos, que podrían tener consecuencias impredecibles para el comercio, y los conflictos en Ucrania y Oriente Medio.